“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que a dado a su Hijo unigénito (Jesucristo), para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Juan 3:16

¿Qué es el evangelio? Lo voy a resumir en una frase.

El Evangelio es la noticia de que Jesucristo, el Justo, murió por nuestros pecados y resucitó, triunfante eternamente sobre todos sus enemigos, de modo que ya no hay condenación para los que creen en él , sino sólo alegría eterna.

El Evangelio es el poder de Dios que toma a un ladrón y lo convierte en una persona honesta. El Evangelio es el poder de Dios que transforma a un asesino en alguien con un corazón lleno de amor. El Evangelio es el poder de Dios que levanta a una persona caída y la hace pura como un ángel. ¡El Evangelio de Jesucristo es el poder de Dios que puede cambiarlo a usted!

Después de 2000 años, el Evangelio no ha perdido nada de su poder original. Es tanto el poder de Dios para salvación hoy como lo fue cuando se le predicó por primera vez. Puede vencer todos los obstáculos y romper todas las barreras. El pecado no es un obstáculo para el Evangelio, ya que aun en los extremos de desesperanza y degradación, este florece, porque lleva consigo la abundante gracia de Dios.

El Evangelio de Jesucristo es el Camino Bíblico al Cielo

Hay grandes preguntas que nos persiguen a todos. ¿Qué sucede cuando muera? ¿Dónde pasaré la eternidad? La pregunta más importante que alguna vez responderás es esta: "Si muriera hoy, ¿pasaría la eternidad en el cielo con Dios?" Tu relación con Jesucristo es fundamental para la respuesta a esa pregunta.
La Biblia nos dice en 1 Juan 5:13: "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna..." La verdad sencilla es que Dios quiere que sepas a dónde vas. Así que, aquí está en pocas palabras:

1.Reconoce tu condición

Para encontrar el camino a la vida eterna con Dios, debo admitir que estoy perdido en el pecado. Romanos 5:12 nos enseña que desde Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer en la tierra, una naturaleza pecaminosa ha estado presente en todas las personas. Romanos 3:23 dice: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". El pecado es cualquier acto contrario a las leyes y mandamientos de Dios, y esos pecados que he cometido me separan de Dios. Siempre que me he perdido, he pagado algún tipo de penalidad. He llegado tarde a un evento especial y, en alguna ocasión, he recibido una multa por exceso de velocidad. El pecado también tiene una penalidad. Romanos 6:23 dice: "Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro". La "paga" o pago por nuestro pecado es la muerte espiritual y la separación eterna de Dios.

2. La Religión y las buenas obras no son la respuesta

Las religiones tratan de crear sus propios caminos hacia Dios. Sus sistemas pueden parecer lógicos, pero no pueden hacer puente sobre la brecha creada por nuestro pecado. Proverbios 14:12 dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte”. En otras palabras, nuestros pensamientos y caminos no son lo que importa. La Palabra de Dios, la Biblia, proporciona respuestas verdaderas de gracia y perdón. En Efesios 2:8-9 la Biblia dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.

3. Las Buenas Nuevas — ¡Jesucristo proveyó el camino!

Aunque estábamos perdidos y separados de Dios, Él nos amó, y porque Él es amor, Dios envió a Su Hijo a morir en la Cruz y resucitar de entre los muertos tres días después. Juan 3:16 explica: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. A través de la muerte y resurrección de Jesús, Él se convirtió en el pago por nuestro pecado. Ahora, no tenemos que pagar por nuestro pecado nosotros mismos. Por Su gracia, se provee la salvación. En Romanos 5:8, la Biblia dice: “Mas Dios muestra [es decir, demostró] su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

4. Creer y Recibir a Jesucristo

Para tener una relación con Dios y un hogar eterno en el Cielo, debemos dejar de confiar en nosotros mismos, en nuestras obras y en nuestras religiones, y depositar nuestra confianza plena solamente en Jesucristo para el perdón de nuestros pecados y la vida eterna. En Romanos 10:13 la Biblia dice: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Esa es una promesa directa de Dios: si le oras, confiesas que eres pecador, le pides que perdone tus pecados y recurres solamente a Él para que sea tu Salvador, Él promete salvarte y darte el regalo gratuito de la vida eterna. Juan 1:12: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (a Jesucristo), les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;"  Puedes tomar esa decisión hoy al orar desde tu corazón, algo como esto...

“Querido Dios, sé que estoy separado de ti a causa del pecado. Confieso que en mi pecado no puedo salvarme a mí mismo. En este momento, recurro solamente a ti para que seas mi Salvador. Te pido que me salves del castigo de mi pecado y confío en que me darás vida eterna. — Amén”

¡Nunca te arrepentirás de esa decisión! Si acaba de confiar en Cristo, nos encantaría conocer su decisión y darle una Biblia y otros materiales para ayudarlo a aprender más sobre esa nueva relación. ¡Escríbenos a info@bautistalibertad.com  y cuéntenos hoy mismo.

La Vida y La Doctrina del Señor Jesucristo

La vida de Cristo siempre queda encima de reproche. No hay otra comparable. La doctrina de Cristo Jesús es exclusiva. Es la única verdadera. La vida de Cristo y la doctrina de Cristo son inseparable. Cristo es el punto focal de toda la Biblia (De éste dan testimonio todos los profetas..Hechos 10:43). Es la razón de la Biblia. Sin Cristo, no hay propósito para la vida presente ni significado para la venidera. Cristo es el único y suficiente Salvador personal ó Él es nada. Si es el único, entonces todos los demás son engañadores. Ciertamente, hay muchos enemigos en contra a Cristo y su evangelio.

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